martes, octubre 21, 2008

Coherencia animal

Hace poco Prometeo publicó un artículo sobre la muerte de su perrita Rana (Rana sin ley). Comenté su artículo y creo saber porque algunas personas se relacionan mejor con los animales que con los seres humanos.

Como Prometeo he tenido perros desde que era chiquita. Los perros dejaron de ser perros en mi casa desde que llegó Tiznada en 1993. Desde ahí toda una generación de tiznaditos nos han llenado de alegría y de gran tristeza cuando se han muerto. Cuando eso pasa me siento muy culpable de llorar tanto por un perro cuando a veces ni siquiera suelto una lágrima por un ser humano.

Creo que lo que pasa con las mascotas es que son perfectas para quienes como yo se les dificulta expresar sus emociones. Con mis labradores no me da pena ser cursi, ni hablar a media lengua, ni abrazarlas, decirles que las quiero y hasta darles besos. Eso pasa porque no asumo la mala fe del perro. Este recibe, bate la cola y ya; no habla ni rechaza. En caso de que el perro me rechazara no asumo que es un mal perro ni que yo soy una mala persona por haber sido rechazada por él. El perro no piensa, no siente, no habla, simplemente hace y por eso es coherente.

Con las personas la cosa es distinta. Los seres humanos, sentimos, pensamos, hablamos y actuamos. A veces cada una por separado y sin la más mínima articulación o coherencia. Casi todos somos así y al relacionarnos tenemos que asumir la dualidad o falta de coherencia de los demás y eso es lo que nos duele.

El miedo al rechazo es lo que más incoherente me hace. A veces me gustaría decirles a mis hermanos o a mis papas que los quiero y no lo hago porque creo que eso me hace vulnerable. Y eso que ellos son los de confianza. El dilema es peor cuando es un tipo que me gusta. Digamos que me da mucho susto que se dé cuenta y hago todo lo posible cubrir mis emociones. Una esquizofrenia emocional que me aleja muchas veces de lo que quiero hacer.

Por eso hoy y con motivo del artículo de Prometeo hago un llamado a la coherencia emocional. Que seamos con las personas cómo somos con los animales.

2 comentarios:

Prometeo dijo...

hay varias cosas que si comparto pero hay otras que no. Correcto uno con las mascotas puede ser realmente quien es, pero eso es también lo que pasa con las personas que uno ama, si la relación es una relación sana y con bases fuertes uno debe mostrarse tal como uno realmente es, sin tapujos y bueno afortunadamente creo que no soy tan tímido como ud y pues en ese sentido no creo esa sea la razón por la cual yo quiera tanto a mis perros.

Yo creo que la unión del perro al dueño es más por ese abnegado amor y agradecimiento del perro hacia el amo. Con Rana yo lo acabo de experimentar, ella estaba totalmente sola (la acababan de serparar de sus hermanos y mamá) y llegue yo a llenar ese vacío ademas de preocuparme que comiera, que no tuviera frío, que la casa estuviera limpia y cómoda, etc... y esa dependencia crea ese vínculo, sumado a que el amor del perro es un amor simple, sin nada oculto y sin ningún factor que lo pueda malear.

Ana Nieto dijo...

Estimado Prometeo:

El amor es uno, simple y sin nigun factor que lo pueda malear, como usted dice, y no es exclusivo de los perros. Lo que intentaba decir es que las personas a punta de miedo nos hemos perdido de experimentar ese amor con todas las personas sin hacer distinciones. Por miedo lo guardamos hasta que se pudre.

En ese sentido, las mascotas son hasta terapéuticas. Digamos que ejercitan el músculo afectivo del dueño.

Si uno confiara en que nada le va a ser daño, actuaría como el perro: con plena disposición a dar y recibir. Creo que pensar, clasificar, distinguir y tener encuenta todas las consecuencias es el que no nos deja sentir, ni dar ni recibir.

 
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